Mi intervencion hasta aquel momento solo se habia limitado a una esquinita de la finca que por su pendiente bautizamos con el nombre de “cuesta”. Allì, segun los vecinos, “no crecia nada” supuestamente por la exrema pobreza del suelo. No me desanimè y despues de haber incorporado un par de cubos de compost plantè un grupito de arbustos de hoja perenne. Podriamos decir que el jardin ideal y fisica-mente naciò a partir de una cuesta.
Fue despues de un largo viaje por Islandia, donde, entre magnificos paisajes, tuve mucho tiempo para reflexionar sobre mi futuro, que yo me acordè que durante años habia devorado libros de Botanica, Agronomia, Edafologia, Paisajismo .... Me di cuenta que quizas estos conocimientos se podian meter en practica. ¡Menuda revelacion!
Una vez llegados a España con mi novia (Norma) decidimos ponernos a trabajar. El primer objetivo era conseguir un diseño que incluyese toda la finca y que unificase la casa con el futuro jardin. Pero nos entusiasmaba sobre todo la idea de poder experimentar plantas, bulbos y semillas.
Antes de dibujar cualquier cosa habia que decidir que tipos de jardineros queriamos ser. Nos horrorizaba la idea de tener que cuidar de un cesped perfecto y de una despensa llena de productos quimicos. Decidimos: NO a los fertilizantes, NO a los herbicidas, NO a los antiparasitarios; NO al riego. No se si fue conciencia ecologica o sencillamente pereza. Yo siempre he pensado que si la naturaleza es tan maravillosa sin necesidad de riego y tratamientos quimicos porque no puede serlo un jardin. Se podria objetar que la naturaleza es muy sabia. Entonces era solo cuestion de crear un jardin con sabiduria: un jardin natural.
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