Los jardines, igual que todas las historias, tienen un principio y este tiene como inicio una tierra desolada y removida. Era el año 2006 y yo no era todavia consciente de lo que este pequeño rincon del planeta, una pequeña aldea de la costa gallega, iba a significar para mi. Este cumulo de tierra y piedras fue lo que vi en una fria mañana de invierno. Los padres de mi novia (Moncho y Digna) habian comprado, a lado de su pequeña casa de verano, una finca de forma extravagante donde las curvas y los angulos no seguian ningun criterio aparente. Cuentan que años atras se cultivaba a verzas y maiz y que allì, donde ahora pasa una carretera de cemento, transcurria antes un camino empedrado. El viejo muro de piedra era evidentemente un relicto de este camino y la finca simplemente se habia adaptado a el.
La verdad es que la finca estaba hecha un asco! Jooooo...¡mira que hace tiempo que no voy por ahí!
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