lunes, 27 de mayo de 2013

Las plantas del cuarto macizo

Macizo de forma rectangular situado justo delante de la fachada de casa. Recibe muchas horas de sol y goza de la protección de la pared de piedra. Pocas plantas podrían resistir sin riego en un emplazamiento tan abrasador en los cálidos días de verano. Pero para algunas representa la situación ideal. Empezando por el A. arboreum, variedad atropurpureum que es el elemento clave de este macizo. Se trata de una planta muy peculiar cuyas densas rosetas de hojas suculentas que en el caso de esta variedad, además, son de un color purpura oscuro llaman poderosamente la atención. Esa planta la tenía desde hace varios años en una maceta y ha crecido tanto que se le estaba haciendo pequeña. Este sitio tan soleado me ha parecido el lugar perfecto para ella. La piedra de la fachada constituye un fondo excepcional sobre el cual el Aeonium destaca magníficamente. He buscado un fuerte contraste con un pequeño gupo de Coreopsis, una planta vivaz cuya floración es abundantísima. Las flores de un llamativo color amarillo tienen forma de margarita y se caracterizan por unos pétalos irregularmente acabados que aumentan aun mas su atractivo. Detrás de las coreopsis he sembrado girasoles (Helianthus annuus) que con sus enormes flores potenciarán el efecto. Para mitigar el conjunto he plantado dos pies de Salvia officinalis en la parte delantera de las dos esquinas del macizo. La S. officinalis es una de estas plantas que además de tener mucho atractivo también tiene uso culinario.

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