Son otros dos años de trabajo de poda y de plantación. Procuro ir a Riototrto todas las Navidades y en Febrero para las podas y por lo menos otras dos veces al año, una en primavera y otra en otoño. Siendo todos los árboles existentes de hoja caduca, dí prioridad a la plantación de planta estructural, es decir planta de hoja perenne.
Lonicera pileata, en la primera foto, debajo de un joven cerezo. Esta planta se revelará una de las mejores cobertoras en cuanto a capacidad de control de las malas hierbas, una cualidad fundamental en un jardín de este tipo, porque permite ahorrar un montón de trabajo. En pocos años solo con 5 plantas he conseguido mantener bajo control una superficie de varios m2
Seto de Lonicera nítida, en la segunda foto. Este seto es para mi uno de los elementos esenciales de este sector del jardín. Me ha permitido compartimentar esta zona, delimitar el camino (en la parte de arriba), realzar el pintoresco membrillero y ahora mismo hace de pantalla de fondo a un grupo de Acanthos. Lo que puede hacer un simple seto.
Con la aportación de los arbustos estructurales el jardín empieza a “vestirse”. Tenemos la costumbre de visitar los jardines en primavera o verano, cuando, en realidad, el mejor momento para valorar la proporción entre planta perenne y planta caduca, factor esencial de la armonía de un jardín, es el invierno.
En el sector “japonés” las cosas iban un poquito mejor. Aludo al control de las malas hierbas, porque en lo que se refiere a resultados estéticos todavía hay poco que contar.
En las siguientes fotos plantas recién plantadas en sectores todavía desnudos del jardín.
Como podéis ver hemos utilizado cartones, otra de nuestras armas contra las malas hierbas. Es verdad que no quedan bonitos, pero tienen cierta efectividad si se reponen cada cierto tiempo.
En jardines de este tipo plantar conlleva siempre un riesgo porque lo que se hace es “plantar y marchar”, dejando que las nuevas plantas se establezcan por si solas. Uno no se puede quedar para vigilar que todo vaya bien o para asegurarse que no falte agua a las plantas durante los primeros meses. Si las previsiones meteorológicas no aciertan o la distribución de las lluvias no es la normal, lo más probable es que la próxima vez que volvamos (3-4 meses después) nos encontraremos con plantas secas. Aquel año planté a finales de febrero contando con las lluvias de finales de invierno-principio de primavera. Como pocas veces ocurre en Galicia, no cayeron nada más que cuatro gotas, y como era de esperar, un par de plantas perecieron y otras estuvieron al punto. Este simple percance, que en un jardín normal no sería gran cosa, en nuestro caso provoca un retraso en la plantación de al menos un año porque para reponer la planta seca hay que esperar hasta después del verano.
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