Los términos paisaje y jardín se usan a menudo conjuntamente hasta tal punto que a veces se confunden. No voy a discutir ahora sobre esta cuestión porque me parece un tema bastante complejo que requiere un análisis más profunda.
Pero, sí me gustaría empezar a ilustrar alguna foto de paisajes (bonitos a mi modo de ver) que he ido retratando durante mis paseos y comprender cuales son los factores que los hacen tan armoniosos y equilibrados ante nuestros ojos. Creo que es un buen ejercicio. Ya anteriormente había publicado un post sobre composiciones equilibradas que nos ofrece la naturaleza y que yo considero “minipaisajes”.
Voy a empezar mostrando unas imágenes de un paisaje de la costa gallega. Tengo que admitir que los colores están un poco editados porque las condiciones de luz no eran las mejores. Aun así os puedo asegurar que la imagen no se aleja mucho de la realidad.
¿Qué es lo que nos impresiona de este paisaje?
Primero los colores, el contraste lila-amarillo, dos colores bastante lejanos. Si miramos con más atención, veremos como los dos colores están presentes en proporciones diferentes: hay bastante más lila que amarillo. Y otra cosa: también está presente el verde y si os fijáis algo de gris-marrón (¿plantas secas?)
Hay otro elemento que yo creo es esencial en la percepción de la imagen: los montículos. La composición no es plana sino que las plantas forman un “juego” de almohadillas que componen este paisaje tan especial.
En la tercera foto se introduce otro elemento: la pista sinuosa. No es un elemento natural, sino un componente antrópico, que pero en este caso añade interés a la composición.
Hasta el siguiente paisaje
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