En jardinería siempre queda espacio para cierta dosis de improvisación. En el macizo de las Liatris ha abierto su primera flor esta amapola que nadie había ni plantado ni sembrado.
Hace dos o tres años las había incluido en un macizo pero no las había vuelto a sembrar porque los resultados habían sido modestos. Parece que esta semilla se ha conservado durante todo este tiempo allí en aquella esquina a la base del tronco para germinar con fuerza este año.
Cuando, hace un par de meses, aun pequeñita la reconocí, no me atreví a arrancarla. No es planta para poner en solitario, tampoco armoniza con el contexto, pero a veces hay que poner de lado los tecnicismos y gozar de la belleza de una planta al margen de la correcta planificación.
Hola Salva, ciertamente ha de haber algo de improvisación en el jardín, de vez en cuando, y más si es esta preciosidad de amapola, en nuestro jardín tenemos unas rojas lindisimas, y salen por donde les da la gana; unas con mayor vigor otras con menos, y todas son un puro espectáculo.Además son tan fugaces que,¿quién no las deja el mes o dos meses que dura con su máximo tamaño?, en seguida secan y desaparecen hasta el año siguiente.
ResponderEliminarUn saludo y enhorabuena por tu blog.
Hola!
ResponderEliminarConseguir que se “naturalicen” en el jardín sería lo ideal, aunque sinceramente las veo poco adecuadas para el jardín Menecha, cuyos macizos herbáceos no tienen la suficiente amplitud para acoger plantas de ese tipo.
Me las imagino mas bien en grupos salpicando un amplio macizo de lavandas con rosales trepadores al fondo, o quizás, en una combinación menos clásica, entre Artemisias y Achilleas. Pero las posibilidades deben de ser infinitas.
Es verdad, las flores son magnificas aunque efímeras, pero ceden el paso a los singulares frutos que alargan el atractivo de estas plantas durante meses.
He echado un vistazo rápido a tu blog. Volveré a mirarlo más detenidamente.
Estaré encantado de intercambiar ideas y opiniones de jardinería.
Un saludo