Tras las primeras lluvias abundantes han hecho su aparición esas gráciles florecillas blancas, reunidas en delicadas umbelas, que responden al nombre de Leucojum autumnale. A pesar de ser diminutas, destacan, aun sin hojas, entre los tallos pajizos de las gramíneas agotadas por el verano. Es el otoño que toma el relevo.
Ayer sentado sobre estas rocas con el mar en borrasca metros abajo sentía la llegada del otoño con todos mis sentidos; en compañía del blanco resplandeciente del Lecucojum, también llamado copo de nieve, que prevalecía sobre los tonos apagados de todo lo demás.
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