miércoles, 23 de octubre de 2013

Protección contra los temporales

Cuando las borrascas atlánticas deciden azotar Galicia con la vehemencia con que lo ha hecho el temporal de este lunes, no queda otra que mirar el jardín desde la ventana. Ante las embestidas del agua y del viento, hombres y animales buscamos refugio y protección y esperamos pacientemente que se apacigüe la violencia del temporal. Las plantas, en cambio, capean las fuertes rachas de viento y las lluvias intensas con asombrosa tenacidad, mientras el jardinero asiste impotente a la lucha extenuante del jardín contra las inclemencias del tiempo.
Desde detrás del cristal, veo las plantas doblarse, sacudidas violentamente por las ráfagas de viento. Temo por ellas porque en esa lucha, arboles y arbustos de nuestro jardín, podrían sucumbir en cualquier momento.
No es momento de acción, sino de reflexión para el jardinero. De él depende, por así decirlo, la estructura defensiva del jardín, la constitución de una barrera vegetal capaz de disminuir los efectos de los temporales.
A la hora de planificar no debemos olvidarnos de estudiar la dirección de los vientos dominantes y emplear los arbustos apropiados para detenerlos o por lo menos atenuarlos, si es que no existen barreras de otro tipo. Hay plantas aptas para esa función. En general los arbustos densos de hoja perenne son de gran ayuda. Una barrera cortaviento no tiene porque ser un seto. Un bosquecillo o incluso una sucesión de arbustos pueden resultar aun más efectivos que un seto recortado. Tenemos que procurar que el viento pierda fuerza al pasar a través de varios arbustos antes de llegar al centro del jardín donde están las plantas más delicadas.
Recuerdo que en el jardín Menecha uno de los arbustos que se plantó con ese fin sucumbió a un vendaval, literalmente arrancado por el viento. Había cometido el error de plantar un madroño demasiado grande, con mucha rama y poca raíz. En estos casos es recomendable utilizar planta pequeña que no oponga al principio demasiada resistencia al viento y que, una vez enraizada, aguantará firmemente las embestidas. Además es recomendable, durante los primeros años, realizar recortes periódicos para fortalecer la estructura y mejorar el equilibrio entre parte epigea y raíz de los arbustos cortaviento.
Un jardín sin protección es un jardín vulnerable que puede darnos no pocos disgustos. Los temporales se viven con más tranquilidad si nuestro jardín puede contar con unos sólidos arbustos cortaviento.

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