martes, 31 de mayo de 2011

Año 2009: ultimo capitulo

Durante la primavera y el verano la naturaleza se desborda, lo da todo, pero a partir de finales de verano algunas plantas muestran señas de cansancio: las flores secan, los tallos se doblan, las matas se abren. Es tiempo para el jardinero de coger tijeras y cizallas y poner un poco de orden. Son muchas las plantas que en esta época del año se benefician de ligeros recortes: lavandas,  helycrisum, teucrium, etc. Gracias a estos cuidados, con las primeras lluvias de otoño el jardín tendrá un aspecto limpio y ordenado.

Fue en el otoño de este año cuando obtuve por fin las primeras paladas de compost. Por primera vez desde su nacimiento el jardín podía beneficiarse de la aportación de materia orgánica. Un buen compost es indispensable para el bienestar del jardín natural: es rico de nutrientes y microorganismos, mejora la fertilidad del suelo, sus propiedades físicas (por ejemplo la retención del agua) y activa procesos que reducen el riesgo de plagas y enfermedades. Un suelo sano y equilibrado es la base para un buen jardín.



Empezaron a caer las hojas e inexorablemente llegó el invierno pero en nuestro jardín los inviernos no eran tan grises come aquellos de los años anteriores.

viernes, 27 de mayo de 2011

Año 2009: dulce verano




La primavera-verano del año 2009 fue sorprendente. Se lograron escenas de gran delicadeza como la composición de lilas, azules y follajes plateados de la primera foto.
Los encantos del jardín en los calidos meses de verano nos exhortaron a transcurrir cada vez mas tiempo fuera de casa. En el jardín empezamos a desempeñar las actividades mas diversas: comer, leer, tomar el sol, echarse una siesta, etc. Casi sin darnos cuenta el jardín se había convertido para nosotros en una maravillosa habitación al aire libre.

Año 2009: un poco de albañilería

El jardín empezaba a coger forma pero todavía quedaba una amplia zona sin hacer. Solo hacia falta mirar hacia esta esquina para perder de golpe el encanto de estar en un lugar agradable. En un jardín cualquier vista fea tiene la capacidad de distraernos acabando por arruinar el resultado global.
Con Moncho de capataz y yo de aprendiz, nos pusimos manos a la obra. La albañilería no ha sido nunca mi fuerte, pero las ganas de dar a aquel muro un aspecto decente me hicieron amasar, nivelar y alisar. Dina remató la obra con su especialidad: unas buenas pinceladas. Norma se limitó a hacer pruebas de estabilidad. Hay que recalcar que, a pesar del manifiesto escepticismo de los vecinos, el muro no ha mostrado hasta ahora ninguna señal de deterioro.





jueves, 19 de mayo de 2011

Año 2009: 2a parte

Desde diciembre hasta febrero el Jardin Menecha está totalmente a la sombra. Solo algún débil rayo, en un día soleado de invierno, logra penetrar a través de las densas copas de los eucaliptos que indecentemente revisten la ladera de la colina. Cuando a finales de febrero la trayectoria del sol pasa por encima de la línea de los grises árboles es la señal de que el invierno vuelve a su fin. Salir al jardín para gozar de los tibios rayos de sol es algo irresistible.

Pero es solo a finales de Marzo cuando el jardín vuelve a iluminarse enteramente. Estos días suelen coincidir con la floración de una planta que con los años se ha convertido en un símbolo de la temprana primavera en el jardín, no solo por su alegre y abundante floración, sino por su exquisita fragancia. Debo admitir que cuando la planté no había dado tanta importancia a su aroma. El Cytisus “porlock” es una planta de rápido crecimiento y de seguro efecto; su floración amarilla atrae todas las miradas.
Fue en un día soleado de marzo cuando por primera vez empecé a ver sacar tumbonas y sillas al jardín. Era la llamada del jardín, la fuerza de atracción que ejerce la naturaleza delante de la puerta de casa, el deseo de salir al aire libre.


Por lo que concierne la vegetación, la primavera 2009 superó con creces nuestras expectativas. Las plantas en su segunda primavera crecieron de manera considerable, a un ritmo bastante mayor que el año anterior. Esto significaba que estaban ya afianzadas y podían contar con un sistema radical bien desarrollado que les permitió crecer y florecer en abundancia.

Año 2009: 1a parte



Pronto llegó el invierno. Las herbáceas anuales y las vivaces desaparecieron progresivamente y el jardín quedó triste y deslucido. El invierno, a pesar de su aparente opacidad, es una estación muy importante para el jardinero. Durante esta época el jardinero puede evaluar con claridad la distribución y el peso de la estructura del jardín. Es como observar un cuerpo humano con rayos X y comprobar que cada hueso esté en su sitio. Si dotamos el jardín de una buena estructura podemos estar seguros que este tendrá un aspecto digno y equilibrado en los grises día de invierno. Las plantas de follaje perenne estratégicamente situadas a los pies de árboles de hoja caduca o como telón de fondo cumplen esta función.


Durante el primer invierno en el jardín Menecha tuvimos que conformarnos con poco. Los Viburnum tinus, los supuestos protagonistas del invierno, no alcanzaban todavía el medio metro de altura. No obstante pudimos disfrutar de alguna bonita escena como la que se ve en la foto: las Bergenias (hortensia de invierno) formaron un conjunto acertado con las hojas bronceadas del Phormium.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Ganando metros

En el año 2008 me faltaba todavía mucho trabajo por hacer. Hay una regla importante en la construcción de un jardín: una vez decidido cual es la zona destinada a césped, en toda la demás superficie no puede quedar hierba. La “indefinición” es el principal problema de muchos jardines. La zona de césped es una zona concreta del jardín con una función y unos cuidados específicos. NO es el jardín, solo puede ocupar unos lugares determinados e incluso puede que no haya lugar para ello. Donde no hay césped debe haber plantas o materiales (piedra, grava, madera, etc.) que elegiremos teniendo en cuenta su función en el esquema global del jardín.
Pues, fiel a este criterio, a finales del 2008 construí un camino de losas de piedra recuperadas en vertederos. Las escogí por su aspecto natural acorde con el tipo de carácter que quería conferir al jardín. Las piedras pesaron mucho, pero mereció la pena. También tuve que quitar del sitio una vieja adelfa cuyo tronco estaba enterrado hasta la mitad. No hubo forma de integrarla en el nuevo esquema de plantación. A veces hay que sacrificar plantas para el bien del conjunto.
Una vez acabado el duro trabajo, el jardín había ganado unos cuantos metros cuadrados a la finca desnuda.



martes, 3 de mayo de 2011

Año 2008: los primeros resultados


En la primavera del 2008 dos tercios del jardín estaban en pie; faltaba el otro tercio que dejé para mas adelante. Había trabajado bastante durante el invierno y consideré que era preciso dejar transcurrir un tiempo para ver los primeros resultados. En los jardines hay un tiempo para la acción y otro para la observación. La temporada de primavera-verano es buena para observar como se adaptan y crecen las plantas.

Durante el primer año de vida de un jardín no hay que esperarse grandes resultados. Las plantas al principio hacen lo que pueden, que normalmente consiste en sobrevivir y, en el mejor de los casos, crecer un poco. “Esa planta non vai”, decía Moncho, viendo que algunas de las plantas apenas habían crecido. Pero el hecho que una planta no haya crecido no quiere decir que no se esté desarrollando. En su primera fase de crecimiento las plantas deben asegurarse de estar con los pies bien plantados en tierra, lo que quiere decir desarrollar bien su raíz y librarse de la forma de la maceta en que habían estado aprisionadas durante mucho tiempo. Una planta con mucha parte aérea y poca raíz tiene los días contados.
Dejemos entonces que las plantas sigan su curso y evitemos presionarlas con riegos y fertilizaciones contraproducentes a la larga. Si hemos planificado bien la plantación, respetando el cumplimiento de los principales requerimientos, estas no tardaran demasiado en dar los resultados deseados.

No obstante, si nos vemos demasiado impacientes, durante los primeros años es posible concederse alguna alegría en el jardín rellenando los espacios vacíos con herbáceas anuales. Gracias a su corto ciclo, a su rápido crecimiento y a su abundante floración las anuales proporcionan volumen y colorido en cuestión de pocos meses.

El jardín, a pesar de su inmadurez nos regaló durante su primer año dulces momentos de relax y disfrute. La Naturaleza transcurría sabia y silenciosamente.

Nuestras intenciones

Para nosotros no era solo cuestión de crear un buen jardín, sino también de experimentar la mayor cantidad de especies posible, probar combinaciones de texturas y colores, tener una visión real de diferentes composiciones paisajísticas, aplicar técnicas de cultivo y mantenimiento sin riego y sin productos químicos. Meter una gran variedad de plantas en una superficie relativamente pequeña fue el mayor problema. Es sabido que una importante técnica de diseño para crear conjuntos armónicos y coherentes es la repetición; mientras que para evitar estridencias se recurre a la compartimentación. La forma y la orientación de la finca jugaron a nuestro favor porque se reunían, en un espacio relativamente pequeño, condiciones bastante diferentes: en el lado pegado al muro podían emplearse plantas de media sombra, mientras que en el lado mas cercano a la casa especies de pleno sol, casi de talante mediterráneo.